Era 1994 en Lima, yo tenía 29 años y en esa época me ganaba la vida como instructor de Aikido y hacia voluntariado en una unidad de bomberos. Recuerdo que todavía vivía detrás de las torres de Limatambo con mis viejos. Era creo agosto por la tupida niebla que flotaba esa noche. Como de costumbre había quedado con mi hembrita de esa época, mi firme, me encantaba: pelo castaño al hombro, ojitos chinitos, pecosa, muy blanquita. La había conocido en el gymnasio donde era profe, ella siempre iba a clases de aeróbicos. Nos iba muy bien, pero, siempre hay un pero: sus padres no me aceptaban, quizás porque yo soy un poco más oscurito o quizás porque "no tenía" (estas cosas suceden en Lima mucho). El caso es que nos hacían la vida imposible, teníamos que idearnos mil y unas maneras para vernos. No podía llamarla porque sus padres podrían escuchar por el anexo del teléfono, era casi imposible hacerla que duerma fuera de su casa, tenía que inventar que iba a dormir a la casa de su amiga. Sólo así podíamos ir al telo.

Era Domingo y estaba con mis amigos de mi cole cheleando y lo de costumbre un wirito y un falsito pero unito nomás, además me invitaron; la cosa que había quedado a las 11:30pm con la gringa (así le decía a mi flaquita). Ya para la noche había dejado de tomar para que no se me note, fui a mi casa, me bañé para quedar como nuevo y emprendí mi camino a San Borja Norte, al parque de siempre. 11:45pm. 12pm y nada, mi gringa no aparecía. Pensé que se había confundido y había ido a nuestro otro parque, repito que había su neblinita clásica; para acompañar me fumaba mi cigarrito, realmente tenía ganas de verla!. Llegué a una esquina y empecé a mirar a un lado y a otro, en eso me llamó mucho la atención ver a esa mujer en el paradero a esas horas: una figura oscura de pelo hirsuto como mirándome, pero a una cuadra de distancia. No pasaba ni un micro ni una combi por ahí, había mucho silencio, demasiado... volteé al otro lado... y volví a voltear para el lado del paradero...la mujer de negro estaba frente a mí!. PM! El miedo en un segundo se apoderó de mi, estaba a medio metro mío!! No puede ser !!! Tenía como una tela en la cabeza, un trapo no sé, no vi más, comencé a correr lo más rápido que pude y al voltear vi que me seguía a velocidad!!! Pero flotaba, no tenía pies, eran como dos palitos no pies. Carajo me estaba persiguiendo, he corrido 4 o 5 cuadras así, hasta que llegue a una avenida donde había un señor abriendo su garaje para guardar su carro, en el carro estaban su esposa e hija. Fui directo a ellos pidiendo ayuda, le dije al hombre: "Es la llorona, la llorona".


Enviado por El Firecracker