TESTIMONIOS SOBRE HECHOS SOBRENATURALES, PARANORMALES, OCULTISMO, ARTES Y MAGIA DEL GLORIOSISIMO PUEBLO PERUANO



sábado, 24 de abril de 2010

0.01% PROBABILIDADES DE VIDA

Corría el año 1978 y una enfermedad a un familiar generó una serie de hechos sin explicación y que quedaron siempre como una incógnita. Les relataré los hechos según cual me los contó:
Al regresar a Lima de un viaje a la selva, mi vida se vio afectada por una peritonitis, agravada por una septicemia que lamentablemente se complicó debido a la baja de leucocitos o una leucopenia severa (1000 mm3). Es así que tuvieron que realizarme varias intervenciones quirúrgicas sin resultados positivos ya que la baja de leucocitos dificultaba la cicatrización de las heridas.
Todo sucedió en el mes de abril del año 78. Tuve 4 operaciones en 3 semanas con resultados poco alentadores. Los médicos prácticamente me desahuciaron dándome un 0.01 % de probabilidades de vida. Luego de una junta medica, se decidió la 5° y última operación, lo cual significaba la vida o la muerte.
Toda mi familia y amigos estaban muy preocupados y comenzaron a realizar lo imposible, buscar los mejores médicos, hacer misas de salud, hasta recurrir a videntes.
Es en este momento que comenzó la experiencia sobrenatural de la lucha entra la vida y la muerte. A pesar de estar enferma estaba conciente de todo lo que sucedía a mi alrededor. Dos días antes de la operación crucial, Maria, una amiga que hacia sesiones e imposición de manos, me dijo que le comento a un tío suyo que pertenecía a los Rosacruz, sobre mi enfermedad. Ella me dijo: -en lo que respecta a tu salud ellos pueden traer al mejor médico desde cualquier parte del mundo, mediante la teletransportación y para tu caso; traerían al mejor cirujano, pero antes de la operación te harían una visita-. En ese momento no entendía bien lo que me quiso decir. Luego se despidió deseándome suerte.
Entonces, al día siguiente, aproximadamente a las 5 pm, estando sola en el cuarto de cuidados intensivos, totalmente lúcida, entraron 2 hombres que vestían camisa blanca, pantalón y frac negro, uno de ellos era robusto, bajo, blanco, colorado, de ojos azules, con un sombrero negro y el otro era mas delgado pero no llegué a verlo bien.
Al verlos entrar me sorprendió y les pregunté - ¿Quienes son ustedes?- y la persona robusta me contesto - Soy el monseñor- . Luego extendió sus brazos y manos sobre mi cuerpo a unos 20 cm. de distancia y me dijo - Te vas a sanar…confía en mí.

Luego, salieron por la puerta del cuarto. Lo que más le llamo la atención fue que ellos no daban pasos sino que se deslizaban, es decir que daban la sensación que flotaban en el piso. En ese momento, llamé de inmediato al personal, enfermeras y auxiliares, las que se presentaron casi al instante, y les pregunté - ¿Quiénes eran las personas que han venido a visitarme?-. Ellas contestaron que nadie había entrado ya que Cuidados Intensivos es un área restringida, y sólo podían pasar con autorización y con un mandilón blanco. Ante la insistencia de saber quiénes eran, pedí que fueran a ver por el pasadizo, entonces el personal accedió. Al regresar, me dijeron que no había nadie sólo que la puerta del ascensor se estaba cerrando. Les insistí y no me dijeron nada, sólo pude percibir en sus rostros incredulidad y pena hacia mi persona, pues creían que estaba delirando.
Al día siguiente, a las 8 am, vino mi amiga Maria, y me dijo - ¿Te vinieron a visitar?- . En ese momento confirme que lo que vi fue real, que no fue una alucinación por el estado de salud. Entonces le respondí - Si vinieron-.
Yo me quede más aliviada en saber que no estaba inventando esa historia y tuve mayor confianza de entrar a la sala de operaciones. A pesar que nunca escuché de este tipo de personas que realizaban imposición de manos, al tener este contacto, empecé a tener mas fuerzas para vencer la enfermedad, que otros pensaban era irreversible.
Llegó el día el de la verdad, el momento de la operación. En horas de la mañana se presento una doctora amiga que me dijo – Tú me hiciste un favor una vez, hoy te lo devuelvo - Y me dio unas medicinas que en ese momento las necesitaba urgente, las preparó y me las colocó sin que el equipo médico responsable supiera. Luego me dijo - Pide que te opere el doctor Uceda - . Me trajo un papel para solicitarlo en la operación y que firmara, a lo cual yo me negué. Entonces me dijo - Tú vas a morir a no ser que entre Uceda -. Al momento se retiró la doctora.

En ese momento estuve muy contrariada y sólo deje que todo siga su curso y me encomendé a Dios. Luego me prepararon y me llevaron a la sala de operaciones. La operación empezó a las 3 p.m.
Según me cuentan los que estuvieron presentes, parecía que los doctores no podían con la operación, el diagnostico para ellos era terminal, y en esos momentos sucedió algo. A la mitad de la operación llegó el doctor Uceda, traído por su esposa (amiga mía), el cual trabajaba en EU y estaba por suerte de vacaciones por Lima. Debido a mi estado tan grave, y tras una reunión de médicos decidieron invitarlo a participar en la operación. El aceptó y comenzó todo de nuevo.
La operación acabó a las 9 pm. Yo seguía dormida y pasaban las horas, los doctores creían que la operación había sido un fracaso; todos pensaron lo peor y mi familia ya me habían dado los santos óleos. Todo estaba dicho, pero, a eso de las 5 am, abrí los ojos y comencé a ver las caras de los médicos y enfermeras, los cuales se llenaron de alegría, no podían salir de su asombro, todos hablaban de un milagro - ¡sólo la pudo salvar un milagro¡-. Y la verdad que me recuperé, luego de 3 operaciones más, sin complicaciones.
Con esto quería contarles que hoy en el 2010 sigo viva, y que existe una energía sobrenatural con un poder grandioso que esta alrededor nuestro y que ese 0.01% de probabilidad de vida que tenía era muy difícil de revertir y lo hice gracias a ella, a través de personas que han desarrollado sus potencialidades de la conciencia tan solo para ayudarnos a cambiar nuestra forma de pensar, curar y hacernos el bien. Hace poco me contacté con mi amiga Maria y me dice que lo que viví fue real, pero que no se “acuerda” de parte de quién vino "el Monseñor".

Pero la historia no termina ahí. Después de 6 años, confirmé que lo que me tocó vivir no fue una alucinación sino que fue realidad. Me volví a encontrar a esa persona que entro en la sala de cuidados intensivos, “el Monseñor”, el que me hizo imposición de manos.
Todo sucedió en el Centro Histórico de Lima, por una calle que en ese momento la policía había bloqueado y que nadie podía pasar. Estaba caminando y tenia que voltear por una calle a la izquierda y un policía me dijo que no podía pasar, por unos manifestantes, entonces pensé seguir por la misma calle para voltear por la siguiente cuadra.
Al cruzar la pista, para seguir mi camino, en el sentido contrario me di con la sorpresa que venía un señor robusto, colorado, bajo, de camisa blanca con un frac y sombrerito negro. Me acordé al toque de lo que pasé cuando estuve enferma y me miró con los mismos ojos azules y en ese momento me sonrió. Me quedé helada por un momento. Lo más curioso es que volteó por la misma calle que estaba cerrada por la policía.
Cuando fui a decirle al policía porqué lo dejó pasar no me hizo caso, ya que seguía desviando a otras personas. “El Monseñor” ya había avanzado más de 1 cuadra de forma muy rápida. Pensé en seguirlo pero fue imposible, avanzó de forma tan veloz que ya no podía alcanzarlo y sólo me quedó mirar cómo seguía alejándose por esa calle cerrada y vacía.
E.T.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

entonces ese monsenor era un ser humano o no, no me quedo claro, un rasputin moderno?

perurods dijo...

alucina q si,un rasputin con frac y sombrero, ese era una enviado de un grupo de energia sanadora (rosacruz o mahikari). A estas alturas la persona q los contacto no desea dar informacion.
Cualkier cosa pasa la voz, saludos